jueves, 25 de octubre de 2007

Sin centricos escrúpulos...

No hay descanso que no canse. Y menos que más agote.
Se ríen en nuestrsa caras, sacan provecho de nuestras vidas. Se retuercen de la risa. De la forma en que nos cagan.
Y no es nada el tiempo que pasa. Y tampoco se necesita más tiempo.
Ya no es tanto el cansancio. Creo que nunca lo fue. Es la ira de las furias, esas que se queman en la hoguera del odio. Es la ansia del escape, es la necesidad de salir del mundo, y mirarlo desde a fuera, desde lejos. De muy lejos.
Porque a nadie le importa. Porque nadie se mete. Porque a todos le importa demasiado. Porque nadie te ayuda. Porque no quieren más, y quieren todo.
Se nos cagan de risa. Se pillan de risa.
Y mirá si me la banco... Tan muda fue mi queja.
No hubo queja en realidad. Porque ocultando las muecas hay tareas que realizar. Hay carpetas y teléfonos, y fichas y apuntes, y cuadernos y libros, y monedas, y transporte, y ruidos, y humos, y golpes y café, y más ruidos, y más humos, y BASTA, porque sigue.
Mirá si me la banco...
Persistencia. Los relojes son de goma. Persistencia.
Y es que no puedo parar de morir.

sábado, 6 de octubre de 2007

La ñata contra el vidrio.

Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía, dados, timba
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.

Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.