jueves, 18 de agosto de 2011

1148

Como un nuevo espacio. Como un nuevo aire. Y me adueño, y me acomodo. Y cada vez es más mío, aunque se mantiene ajeno.
El 1148, este rincón celeste. El 1148, bastante distinto y lejano al rincón verde.
Divertido que lo comente en el rincón rosa. Jaja.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Agosto va por la mitad

Quizás nunca, quizás siempre. Y se nos va el tiempo todo el tiempo.
Ya va casi un mes sin fríos, sin embargo, nunca paré de buscar abrigo.
De julios y de agostos podría hacerme la vida, te digo. Y bastante abrigada y divertida sería.
Quizás de nuevo, quizás nunca más. Y con el tiempo ya no pierdo tiempo. Que pase, que vaya, que se quede, que no sé. Si total..., ya se fue, la canción ya terminó y yo no tengo mucho más para decir.

De la tinta del tintero

Yo nunca pude denominarlo domingo. Y ojalá no hubieramos cerrado la puerta.
Las trabas, los bondis, las gotas, las plantas, el ácido y los juegos. ¿Te acordás de los juegos? Y todavía creo que estás en esa plaza. Como si tu tiempo no avanzara. Como si mi tiempo se hubiera ido a la mismísima mierda.
Me acuerdo de haberlo visto sonreir con locura y de haberlo escuchado gritar a través de las paredes.
Nunca supe en dónde quedaron las botellas. Nunca me enteré si realmente se tomó la lavandina. Pero desde hace un tiempo se escucha su silencio. Y extraño un poco esa falta de cordura.
Cada tanto miro por la cerradura, pero no hay mucho para ver. Ya no se perciben sus movimientos enfermizos, ni sus miles y miles de volteretas por toda la habitación. La habitación de al lado, la del loco de al lado.
Y quien te dice, ya no es tan loco. Y quien te dice, ya no está al lado.
Y no sé qué pasó con los juegos, ¿te acordás de los juegos?, y no sé qué se hizo de sus trapos.
¿Otra vez hablamos de culpa? Pues no es mía, ni suya, ni ajena, ni propia, ni nada. No hay tal, porque no hay mal. Solo hay pilas y pilas de diarios viejos.
Ojalá encuentre las botellas. Ojalá todavía me quede un trago de lavandina.