miércoles, 29 de agosto de 2012

Mi mano es mía

No puedo escuchar tus gritos, pues los tapan los míos. 
Y cada día tengo más menos ganas. Y menos voz. 
Y vos, ya no sé qué mensaje dejarte. Y el mensaje no es mío. 
Lo mío es mi mano, y los gritos. 
Y no, no puedo darte mi mano, porque es mía. Y me tapa los oídos.
La que no es mía es mi cabeza. Es patrimonio de los seres de adentro.
Se golpean y se queman, y se quejan y gritan. Gritan.
Entonces, no puedo ayudarte, porque no escucho tus gritos. 
No puedo escuchar tus gritos, te dije. Los tapan los míos, y tampoco son míos. 
La que sí es mía es mi mano, y no te la doy, no se la doy a nadie. 
Es mía y es lo único que tengo, sin olvidarnos del frasco con aire. 
Y cada día tengo más menos ganas.
Y menos voz.
Más oídos.
Menos vos. 

jueves, 2 de agosto de 2012

296

¿Qué será de vosotros, pensamientos míos, una vez escritos y pintados? No hace mucho que erais jaspeados, jóvenes, maliciosos llenos de aromas picantes y secretos, que me provocabais la risa y el estornudo. ¿Y ahora? Ya os habéis despojado de vuestra novedad, y algunos de vosotros estáis listos, me lo temo, a cambiaros en verdades. ¡Tal aire inmortal, dolorosamente verídico y enojoso tenéis! ¿Y fue de otro modo alguna vez? Ya solo tengo colores, quizás muchos colores, muchas ternuras irisadas, centenares de colores oscuros, verdes, rojos, para pintar tan solo vuestras vísperas, oh, pensamientos míos escritos y pintados; pero nadie adivinará detrás de mi pintura el esplendor de vuestra aurora, súbitas centellas, maravillas de mi soledad, ¡oh, mis viejos, mis queridos..., mis malos pensamientos! ¡Ay, las cosas que están a punto de agotarse subsisten y exhalan sus últimos aromas! ¡Ay, solo tormentas que se alejan y visitan, sentimientos coloreados de amarillo por el otoño! ¡Ay, nada más que pájaros extraviados y fatigados de tanto volar, que se dejan coger con la mano, con nuestra mano! ¡Concedamos la eternidad a todo lo que ya no puede ni vivir ni volar, a las cosas blancas y demasiado duras!

Friederich Nietzche. Más allá del bien y del mal.