domingo, 1 de diciembre de 2013

El que se miente a sí mismo

El que se miente a sí mismo y cree su propia mentira no es capaz de distinguir la verdad ni en sí ni en los demás. Y al no respetar a nadie, cesa de amar, y para ocuparse o distraerse, en ausencia del amor, se da a las pasiones y se entrega a groseros goces, llegando, en sus vicios, hasta la bestialidad; todo ello procede de la mentira continua para consigo mismo y para los demás. El que se miente a sí mismo puede ser su primer ofensor. A veces es agradable ofenderse, ¿no es cierto? Un individuo sabe que nadie lo ha ofendido, sino que él mismo se ha inferido una ofensa; miente recargando a su placer el cuadro; de un montículo hace una montaña; lo sabe él mismo y, no obstante, es el primero en ofenderse hasta sentir placer en ello y experimentar una gran satisfacción ignorando que está pasando el camino de los grandes odios...
Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamazov

jueves, 28 de noviembre de 2013

Y decir lo que no dije por todo aquello que no dijiste

Nuca supe bien qué decir. Incluso cuando dije que no diría nada por lo que no dijiste. Pero más allá de eso, hoy creo que el único motivo para no hablar es que no sé bien qué decirte. 
El ser humano es un animal de expresiones, lo irónico es que no sabe cómo expresarse. Pertenezco a la especie (maldita especie), puede ocurrirme. 
Y en todo este tiempo, que no fue corto ni fue largo, dije cosas muy distintas; la verdad es que tampoco quise decirlas. 
La realidad es que no hay palabras que importen. Lo único que cuenta es este enorme gran silencio que nos deja en mundos separados. 
Y es que te vi huir arriba de tu caballo, galopando al ritmo de tu hermoso y brillante ego. Supongo que no me gustó quedarme con las disculpas colgando de mis labios. Mal trago de mal ego para mí. Pero creo que seguís ahí arriba, al trote. Entonces, de a ratos, no me interesa para nada alimentar a tu corcel. Pero en otros ratos, recuerdo que ya no te conozco realmente, ni vos a mí. Por lo tanto, el sinsentido aparece (de nuevo) por esa puerta a mis espaldas, y no encuentro motivo para seguir alimentando a mi bestia de rencores y olvidos no olvidados. Es que no hay tal motivo. Y si lo hubo, el tiempo ya se lo comió, lo digirió y lo expulsó como el más natural de los procesos que realiza cada ser. 
No existe razón para quedarse en silencio. 
Entonces, después de decir todo lo que no dije por todo aquello que no dijiste, solo me queda escupir unas últimas palabras para este texto. Y son: perdón y gracias. 
Y si algún día gustás, podemos conocernos de nuevo. 
Te deseo salud, amor, equilibrio y paz mental. Y en este humilde acto, maté de hambre a la bestia de rencores y olvidos no olvidados. Pero lo mejor de todo es que ya no tengo nada para decir.  

jueves, 17 de octubre de 2013

"Es una historia de violencias"

¡Infelices! ¡Creen hacer un cambio de política y lo único que harán será cambiar un hombre por otro! (...) Tú continuarás mi política. La continuarás porque no es posible otra. No pienses que quiero justificarla. No, tú mismo serás quien la justifique, dentro de tres meses, dentro de seis meses. (...) Al principio decidí luchar empleando la violencia. Pero no pensé utilizarla más que contra nuestros enemigos. Después comprendí que estaba apresado por un engranaje, que tendría algunas veces que sacrificar inocentes para salvar la causa... 

Jean Paul Sartre. El engranaje 

miércoles, 2 de octubre de 2013

De pie, toda la vida, en el frente

No estaba preparada para verte en pedazos. Siempre creí que ibas a estar ahí, de pie, toda la vida, en el frente. Eras tan lindo... Y estabas ahí, y me dabas aire, y me espiabas por arriba del techo. Y tus colores, qué colores. 
Entre lágrimas sollocé que tendría que haberte sacado más fotos..., pero ¿para qué? No cambiaría nada. 
Y suspiro. No estaba preparada para verte en pedazos en el piso. Me quedo con tu imagen: de pie, en el frente.


Un suspiro interrumpe la paz de esa copa alta y frondosa que se asoma sobre las tejas como un niño que se esconde en la diversión de jugar con algún adulto que se preste a ello. Niño con mirada traviesa y sonrisa desbordante de inocencia. Infante con pigmentos naturales que se oscurecen, se secan y se resecan con la estación entrante. Barullo de follaje que se confunde con una risa. Y es brisa. Y es viento. Negros, verdes y oscuros cabellos con reflejos claros se mezclan y se separan según el deseo de aquel suspiro.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

El cuerpo, el hombre y la muerte

Esta prueba yo la convertía en una prueba para mi carne. Me la imaginaba soportada por mi carne. El punto de vista que yo adoptaba era, necesariamente, el de mi mismo cuerpo. ¡Se ha ocupado uno tanto de su cuerpo! ¡Lo ha vestido, lavado, cuidado, afeitado, abrevado, alimentado tanto! Se ha identificado uno con este animal doméstico. Lo ha llevado al sastre, al médico, al cirujano. Ha sufrido con él. Ha gritado con él. Ha amado con él. Decimos de él: soy yo. Y he aquí que de pronto esta ilusión se desmorona. ¡Cómo se burla uno del cuerpo! Lo relega a la categoría del lacayo. En cuanto la cólera se aviva un poco, o el amor se exalta, o el odio se concentra, se deshace esta famosa solidaridad.
¿Que tu hijo está atrapado en un incendio? ¡Lo salvarás! ¡No hay quién te retenga! ¿Que te quemas? ¡Qué te importa! Dejas esta carne andrajosa para quien lo quiera. Comprendes que no te importa aquello que te importaba tanto. ¡Venderías, si constituyera obstáculo, tu hombro para consentirte el lujo de dar un golpe de hombro. ¡Estás instalado en tu acto mismo! ¡Tu acto eres tú! ¡Ya no te encuentras fuera de él! Tu cuerpo es tuyo, ya no. ¿Vas a pegar? Nadie te dominará amenazándote en tu cuerpo. ¿Tú? Es la muerte del enemigo. ¿Tú? Es la salvación de tu hijo. Te canjeas. Y no experimentas la sensación de perder el cambio. ¿Tus miembros? Instrumentos. No nos burlamos poco de un instrumento que salta mientras cortamos. Y te canjeas por la muerte de tu rival, por la salvación de tu hijo, por la curación de tu enfermo, por tu descubrimiento ¡si eres inventor! (...)
El hombre ya no se interesa por él mismo. Solamente se impone a él lo que él es. No se atrinchera si muere: se confunde. No se pierde: se encuentra. Esto no es el deseo de moralista. Es una verdad usual, una verdad de todos los días, que una ilusión de todos los días cubre con una máscara impenetrable. ¿Cómo hubiera podido prever mientras me vestía y sentía miedo por mi cuerpo, que me preocupaba de tonterías? Solo en el momento de entregar este cuerpo es cuando todos, siempre, descubren con estupefacción lo poco que estaban ligados a él. Pero claro que durante mi vida, mientras nada urgente me gobierna, mientras mi razón de ser no está en juego, no concibo problemas más graves que los de mi cuerpo. 
¡Cuerpo mío, me importas un comino! ¡Estoy pulsado, fuera de ti, no tengo esperanza ninguna, y no me falta nada! Reniego de todo lo que he sido hasta este momento. Ni era yo el que pensaba, ni era yo el que sentía. Era mi cuerpo. Bien o mal, he tenido que traerlo a rastras hasta aquí, de lo cual deduzco que no tiene ninguna importancia. (...)
Uno no se muere. Uno se imaginaba temer a la muerte. Se teme lo inesperado, la explosión, se teme uno a sí mismo. ¿La muerte? No. Ya no hay muerte cuando uno la encuentra. (...) Cuando el cuerpo se deshace, lo esencial se muestra. El hombre no es más que un mundo de relaciones. Solo las relaciones cuentan para el hombre. 
El cuerpo, caballo viejo, se abandona. ¿Quién piensa en sí mismo durante la muerte? Yo a ese no lo he encontrado nunca...

Antoine de Saint-Exupéry. Piloto de guerra 

viernes, 2 de agosto de 2013

martes, 30 de julio de 2013

Anecdotario Vol. III

Desde el 25/07/2013 hasta el 29/07/2013, la banda del Pois Chiche:

Fin de semana largo de locura y "poliglotage" en Baie St. Paul, Québec, Canadá. Festival musical, camping spot 40, fogón comunitario, monte, bosque, conejos, ardillas, bahía, barco estancado, la papa, café con Amarula y un tipo que quería entrar a la carpa de onda. 
Bueno, bueno.





jueves, 18 de julio de 2013

Anecdotario Vol. II

Recuerdo de Las mojarritas sensuales:
Se sorprenderían de la cantidad de veces que uno (o cinco o seis o siete) puede entrar a ranchar una pileta municipal durante la madrugada, hacer uso y abuso de su tobogán y su trampolín y salir impune.

 (15, 16 y 17 de julio de 2013 y contando...)

martes, 16 de julio de 2013

Anecdotario Vol. I

PrtSc del recuerdo del día de Los cuervos excitados (09/07/13): 


Encontramos la muerte en St. Louis Est., le regalamos un porcentaje de salvación a una muy amable señora y tuvimos una muestra exclusiva de Karate. 

lunes, 20 de mayo de 2013

La diferencia en la similitud

La diferencia entre vos y Rodia es muy sutil. El notable parecido de ambos perfiles es asombroso. Pero le he encontrado la gran diferencia. 
Incluso Rodia me ha hecho pensar..., mejor dicho, dudar. Sí, Rodia me ha hecho dudar de tu inocencia respecto de algún caso ilícito que desconozco incluso si fue un hecho. Ocurre que la diferencia entre vos y Rodia es tan pero tan verosímil como lo es el parecido. Y estoy segura de que vos, como él, eras parte de los hombres extraordinarios.
Pero la diferencia es clara y concreta. Rodia siguió de largo e hizo lo que nunca quiso llegar a hacer. Rodia no se animó. 
Vos..., por otro lado..., encontraste la respuesta, vos respondiste la pregunta. La respondiste en un acto de trenes una noche de verano. 
La diferencia entre vos y Rodia es que vos nos ganaste. Y ahora no tenés de qué lamentarte. Eso del lamento queda para los que quedamos. Y quizás, solo quizás, algo tuvo que ver el hecho de que no te hayas dado tiempo de encontrar una "Sonia". De todas formas..., igual..., creo..., no hubiera afectado a la diferencia. 
La diferencia, básicamente, es que vos tuviste ese noséqué para enfrentarlo... En cambio, Rodia bajó la cabeza y siguió de largo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Y dijo Rodion Raskolnikov

"No, esas personas no han sido hechas de la misma manera que las demás: el verdadero 'amo' a quien le está permitido todo, bombardea Tolón, arrasa París, 'olvida' un ejército en Egipto, pierde medio millón de hombres en la campaña de Moscú, escapa por milagro de Vilna, gracias a un equívoco. Y después de su muerte le erigen estatuas... Señal de que 'todo' le está permitido. No, esas personas no están hechas de carne, sino de bronce".

Fedor Dostoievski. Crimen y castigo

Y dijo varias verdades más... 

jueves, 4 de abril de 2013

De mi egoísmo y de mí (libre)

Me cansé de mi egoísmo. En todo este tiempo que lleva vivo, no paró de ser cárcel de todos y, lo más importante, cárcel de mí.  
Me cansé de mi egoísmo. Considérense todos libres de mí. Yo me considero libre de ustedes. Y si les jode, bueno, luchen contra su egoísmo, de la misma manera que yo lo hago todos los días. 
Me cansé de decirme que tengoqueserlibre. Me condiciono con mis propias palabras, con mis propios deseos. No tengoqueserlibre. Ya soy libre. Y mi egoísmo me cansó.
No me interesa ser reja con candado. No me interesa ser prisionera de los prisioneros. 
Yo soy. Ustedes sean. Los invito a reflexionar. 
Y que a gritos se convoque a la libertad mental, que es uno de los pocos sentidos válidos del hecho de vivir. 


domingo, 17 de marzo de 2013

Normas de conducta recomendadas por mí Vol. I

Desde hace un tiempo que vengo pensando que, aparentemente, la vida en sociedad no se rige por las mismas reglas con las que me crié junto a mis hermanos.
Yo crecí con reglas básicas y con absoluto sentido. Reglas capaces de resolver infinidad de situaciones conflictivas, como ser: "el que se termina la soda, va a buscar más" (aplicable a cargar la botella de agua o a preparar más jugo); "va el que está más cerca" (lógico, gente, lógico; una sabia respuesta para el pajero que se quiera pasar de vivo. Claro que trae consigo situaciones como las de que "me levanto y me muevo a un lugar más lejos, así el que está más cerca es otro... Vivos hay en todos lados). 
Pero la mejor, la respuesta más resolutiva ante los conflictos de gran magnitud, la salvadora, la respetable, la honorable, la sabia, la indiscutible: "Piedra, papel o tijera, mejor de tres". Tomá. Y si se trata de algo absolutamente IMPORTANTE: "Piedra, papel o tijera, a uno". 
Y listo, ya está. No se puede volver para atrás. No hay con qué darle. 
Con toda la sabiduría que estos escasos y extensos veinticuatro años me han dado, recomiendo la puesta en práctica de estas reglas sencillas y efectivas. 

viernes, 8 de marzo de 2013

Juevestrógeno

Anticipada al día, anoche me mandé una hormonalidad. Juevestrógeno. Y bastantes repercusiones tuvo hoy. 
Feliz día de la mujer mundial..., diría algún Andrés, que tanto y nada tiene que ver en todo esto; pues todavía ni siquiera se hizo presente. Ja. 

miércoles, 30 de enero de 2013

De febreros y de noviembres

Me siento chiquita de nuevo. A un paso de febrero y juro que quiero que no llegue, que no llegue, que no llegue. 
Me siento chiquita de nuevo, como cuando le tenía pánico (ahora solo me causan horror) a las cucarachas; en noviembre mi casa se llenaba de cucarachas. Y mi mamá no tuvo mejor idea que decirme que noviembre era el mes de las cucarachas. ¡Que no llegue noviembre!, me decía a mí misma, para adentro, y a veces se me escapaba el susurro. Antes de dormirme lo rezaba en suspiros, una y otra vez: ¡Que no llegue noviembre! Después, crecí. Las cucarachas aparecen en cualquier mes en el que el clima las acompañe y yo ya no les tengo pánico, solo me causan un poco horror. Y noviembre se volvió normal. Ni ansiado ni ahuyentado. Simplemente un mes más. 
Y ahora llega febrero. Funesto febrero. Fúnebre febrero. Y siento que no sé si quiero que llegue. Inevitable es que venga, que llegue, que se quede por unos días. Por suerte febrero es corto. Pero no deja de ser fúnebre. Y gris. 
Y desde aquel febrero te ganaste la residencia permanente en mi cabeza. Te ganaste la eternidad en mi mente, solo hasta lo que dure mi mente. 
Lo malo de febrero es el recuerdo. Pero..., por otro lado..., no necesito de febreros para recordarlo. 
Y va a llegar, y voy a recordar, y va a ser inevitable. 
En algún momento creceré, y la llegada del mes me será indiferente, no así el recuerdo. Pero siempre será funesto. 
Febrero siempre será gris.

martes, 15 de enero de 2013

De cosas y más cosas que nacen de las otras cosas

De cosas y cosas, y de cosas con más cosas. Y después de esas cosas, vienen otras cosas. Y más adelante de eso, hay más cosas con otras cosas más. 
Y me digo y me cuento, y me repito y me vuelvo a decir..., que no hay verdades absolutas. De ahí salen las cosas. Y después me acuerdo de lo que me tengo que acordar..., que el amor es egoísmo, que vivir es sufrimiento; y que de todas esas cosas que tienen y llevan y conllevan otras cosas nacen las no verdades absolutas. 
Y me digo, me repito, me cuento y me vuelvo a decir..., que una de las cosas (de todas esas cosas) más difíciles de hacer es ser libres. Y todo el tiempo me recuerdo que tengo que ser libre. 
Cuando me invade el amor o el egoísmo, como le guste a usted decirle; cuando me lleno de ganas de vivir o de sufrir, como prefiera usted llamarlo..., es en ese momento cuando recuerdo y me digo y me cuento y me repito y me vuelvo a decir que tengo que ser libre, tengo que ser libre, tengo que ser libre, tengo que ser libre. Tengoqueserlibre. 
Y espero y anhelo y deseo que mi idea de ser libre no me aprisione, porque de tanto amor que siento por mí, por ellos, por todos y por mis ideas, ya estoy llena de cárceles. Y tengoqueserlibre, tengoqueserlibre, tengoqueserlibre. 
Y después respiro, y me calmo, y no me digo más nada, y no me repito más nada, y me quedo en silencio y sigo sufriendo tranquila, digo, viviendo tranquila (o como más le guste a usted decirle), y por supuesto, me siento más liviana. 

domingo, 6 de enero de 2013

Las preguntas

Las preguntas verdaderamente serias son aquellas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Solo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta. Una pregunta que no tiene respuesta es una barrera que no puede atravesarse. Dicho de otro modo: precisamente las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre.

Milan Kundera. La insoportable levedad del ser