lunes, 26 de diciembre de 2016

(Es)pura espuma

Empecemos por comprender que no es sal lo que hace falta. Es lo que sobra.
A partir de ahí, definamos cuánta queremos tener realmente. Y finalmente, asumamos la responsabilidad que conlleva mantenerla.
Quiero entender que, después de todo, no es solamente el ego lo que nos lleva de las narices; que no todo nace de la imperativa necesidad de amar y ser amado; que no es el peso pesado de la perpetuidad lo que nos completa. Quiero enredarme un poco en las ideas más lejanas. Aquellas que se esconden detrás de la línea de horizonte. Esas que nos dicen que no hace falta corresponder ni que nos correspondan; esas que no proclaman todo el tiempo "lo que hay que hacer", y mucho menos "para ser feliz". 
Quizás sea todo menos preciso de lo que alguna vez dijimos. Y tal vez, solo sea una cuestión de ir y venir.
Quizás, simplemente quizás, no seamos siquiera una huella, una marca de agua, un poco de espuma en la arena.
Todo lo infinito de este océano se reduce a un instante, un diminuto y concreto instante en el que llegamos a nuestro punto más alto, frenamos y volvemos a retroceder. 
Un momento, un sutil y delicado momento que dura alrededor de toda una vida entera, con el impulso y el esmero de lograr atravesar kilómetros acuíferos sin ver fronteras, y cargar todo lo efímero de estos siglos, solo para llegar, tocar la orilla y volver a perdernos en las aguas de los que empujan y arrastran hacia donde lo decida el viento..., sin preguntarse ni una sola vez por qué sí y por qué no.
Quizás sean solo los aromas y ese aire que acomoda las gotas de lluvia que entran por la ventana..., quizás sean esas las aguas que nos lleven de viaje a través de los sentidos y nos devuelvan al mar en menos de diez años que es lo que tardamos en frenar, mirar hacia atrás y volvernos a ver. 
Pero no toda el agua salada está en la orilla, y ningún pedacito de ola deja la misma marca que la anterior. Todo es aún más salado, porque lo que falta no es sal. Y al fin y al cabo, lo que queda es pura espuma. 

viernes, 15 de julio de 2016

Sere(mos)

Seremos de todo.
Seremos hijos y lloraremos para alimentarnos, descansar o satisfacer caprichos de los que no comprenderemos del todo el objetivo; nos abrazaremos a nuestros padres para sentir amor y protección casi auténticos, vendremos con frustaciones para que nos alivien y llegaremos a casa con nuestros logros para ser festejados.
Seremos hermanos y jugaremos a pelearnos y decirnos barbaridades, jugaremos a defendernos de los otros que nos ataquen, jugaremos a tener códigos propios para comunicarnos, jugaremos a criticar a nuestros padres/tutores y ser el bando contrario que hace el aguante a la inocente rebelión.
Seremos amigos y nos abrazaremos cada vez que nos crucemos, nos juntaremos a compartir mates y charlas eternas con risas y llantos; seremos amigos para siempre-no-tan-siempre o dejaremos de vernos eventualmente por las situaciones cotidianas de la vida misma.
Seremos amantes pasionales que nos veremos todos los días o una vez cada tanto, para compartir la cama, para ensuciar las sábanas, para ver un largometraje, para compartir cenas-almuerzos-chocolates y abrazarnos desnudos dormidos o despiertos.
Seremos colegas y trabajaremos juntos con todos los proyectos que alguna vez soñamos o los que no soñamos pero nos dan de comer; compartiremos espacios-oficinas-redes-carpetas-dinero-quilombos, brindaremos ante los logros y nos agarraremos la cabeza ante las adversidades. 
Seremos extraños que nos cruzaremos por calle-bondi-tren-subte-institución-espacio público-evento social o cultural y nos ignoraremos o intercambiaremos miradas-sonrisas-palabras. 
Seremos.
Pero cuando te vayas, cuando yo me vaya, cuando no haya nadie al lado con quien intercambiar-compartir-llorar-reir-abrazar-comer-satisfacer caprichos-mirar largometrajes-jugar-charlar-ensuciar sábanas-agarrarse las cabezas-brindar..., cuando solo el espacio de alrededor invada al cuerpo y no haya nadie con quién seremos, pues solo seré. Y para ser seré puedo hacer todo lo que alguna vez hice cuando fuimos o haré cuando seremos. 
Seré mi propia hija y lloraré para alimentarme, descansar o satisfacer mis caprichos aunque no comprenda del todo el objetivo. Me abrazaré a mí misma y sentiré amor y protección casi auténticos, vendré con mis frustraciones y me aliviaré y festejaré mis propios logros. 
Seré mi propia hermana y jugaré a pelearme conmigo y decirme barbaridades, a defenderme de los otros que me ataquen, a tener códigos propios para comunicarme conmigo, a criticarme a mí misma y seré mi propio bando contrario que hace el aguante a lo que se venga.
Seré mi amiga  y me abrazaré cada vez que pueda, me sentaré sola a compartir mates y charlas eternas con risas y llantos conmigo misma; seré mi amiga para siempre-no-tan-siempre o dejaré de verme seguido eventualmente por las situaciones cotidianas de la vida misma.
Seré mi amante pasional que me veré todos los días o una vez cada tanto para compartir la cama conmigo, para ensuciar las sábanas con mis manos y mi cuerpo, para ver un largometraje, para compartir cenas-almuerzos-chocolates en soledad y abrazarme desnuda dormida o despierta.
Seré mi colega y trabajaré sola con todos los proyectos que alguna vez soñé (acá no hay lugar para lo que no soñé); compartiré espacios-oficinas-redes-carpetas-dinero-quilombos conmigo, brindaré sola ante mis logros y me agarraré la cabeza ante las adversidades. 
Seré una extraña que me cruzaré con el mundo por calle-bondi-tren-subte-institución-espacio público-evento social o cultural y me ignoraré o intercambiaré miradas-sonrisas-palabras cuando me encuentre conmigo sola y rodeada de entes. 
Ante todo, siempre seré. Sola, yo y mis brazos que más que brazos son remos. 
Seré y soy. 
Y gracias por todo lo que fuimos y somos y seremos. Pero vos también tenés que saber que serás sin somos. 
Seré(mos) de todo. Justos o solos.

jueves, 14 de julio de 2016

De genesgibres, pestes y un poco de miel

Me pica la garganta por tomar eso que me cura de lo que me molesta en la garganta. Y en el cuerpo. Pero el cuerpo no me pica.
Me duelen los ojos de ver cada cosa que no debería y que pasa igual porque acá todo es gratis, viste? Acá todos hacen la que les pinta, porque las pautas y normas sociales dicen que estamos acostumbrados a hacer lo que nos importe y que el de al lado se curta solo.
Me duelen los oídos de escuchar barbaridades absurdas y repetitivas, porque acá opinar es fácil, oíste? Acá cada uno dice lo que se le antoja cuando se le canta y el que cae en la voleada también es un gil. Y se susurran a los cuatro vientos cada una de las quejas que más que quejas son discursos pre-armados por algún señor de más de miles de años que realmente nunca pensó en otro ser más que en sí mismo y propagó su vasta sabiduría por toda la república.
Para que no me duela la garganta, tomo el té ese que me hace picar la garganta. El cuerpo no me pica. Solo se cansa, a veces se cansa.
Para que no me duelan los ojos, saco el dedo acusador que se posiciona entre ceja y ceja del apuntado y a ese le duelen los ojos ahora. A nadie le gusta que le digan que hace las cosas mal. Pero ese aire de ser justiciera lo saqué de mi papá.
Para que no me duelan los oídos, ignoro los planteos nulos con un poco de música en mi cabeza. A nadie le gusta que no escuchen sus quejas. Pero eso de no escuchar lo incorporé de mi mamá y de todas las veces que el dedo acusador la ha apuntado.
Y los genes no se discuten. Y el cuerpo no me pica pero se cansa. Me pica la garganta. Y los ojos me pesan. Y los oídos se me apagan. Y eso de acurrucarme, escondiendo mis muslos en mi pecho y mis pies en mis brazos y la cabeza dónde está?, no sé de dónde lo saqué, pero se siente natural. Neutral. Me pica no me pica la garganta. El té ya se terminó. Me pica, no me pica, me pic...
Por favor, apaguenme al salir.

lunes, 20 de junio de 2016

Todos esos los que se...

..., se aclaman libres y venden sus almas
Se autodefinen y se condenan
Se llaman aventureros y nunca se la juegan
Se sueñan de todo y no hacen nada por lograrlo
ni una vez ni dos veces ni cuarenta

Se llenan la boca hablando de hambre
pero no comen ni dejan comer
Se pasan las horas de queja en queja
mas no son más que ególatras sin meta
contándose los likes en efebé

Se proclaman poetas, pero siempre hablan del amor
Del amor "correspondido"
Cuan paquete con destinatario y remitente
de posesión y por poseído
La poesía es mierda y belleza a la vez
Hablame de la mierda que hay en tu vientre
y saboreá todo mi vómito después

Sé, si vas a ser, y sé también si tampoco
Sé, de una buena y puta vez
Sé sin dejar rastro, sé dejándolo todo
Sé auténtico, sé trucho, sé macho, sé hembra
Sé pasado, sé futuro, sé hoy mismo tu propia siembra

Sé la nada misma, sé la paja maestra
Eso es lo que querés? Pues, selo y callate
Selo y aguantate que te salga mal, que te salga bien y que se te venga el mundo abajo en el intento, que quién mierda dijo que este era un poema, esto es una bardeada, una llamada de atención, un reclamo, una justicia por pluma propia, una solicitud de amistad bien careta, así dejás de comer polvo alguna que otra vez, y en lugar de lloriquear por lo que podrías haber hecho en tus tiempos de gloria, en tu momento de luz o ayer u hoy o mañana, hagas y que lo que hagas sea una posta. Dejá de proclamarte sin ser, cortala con la de desear y mirar por la ventana con la ñata contra el vidrio, que eso es del siglo XX, #CambalacheProblematicoYFebril . Llorá o mamá o afaná o sé gil. Pero sé. 
Ese e. 
Y si vas a ser de todos esos los que se..., ponele el alma para serlo. No la caretees también.





lunes, 6 de junio de 2016

La noche por los techos o la autopista

Anoche mientras dormía, me elevé. Sobrepasé todos los límites físicos de mi cuerpo y me fui al techo. Sin peso, sin frío, sin dramas, arriba, pum, de una.
De todas las veces que me vi, parada, paralela, reflejada, retratada, esta fue la primera vez que me miré bien de posta. Así, ida, despojada, indefensa, inconsciente y vestida de sábanas sucias.
Anoche mientras dormía, toqué el techo con los pies y me fui caminando por todos los rincones sin sacar la mirada de mi cuerpo durmiente.
Después de unos segundos, ya no quise verme. Prefería irme, salir, correr de cabeza, saltar arañas, esquivar sus telas, perseguir mosquitos, asustarme de las cucarachas, dibujar en el polvo intacto y eterno de arriba de las lámparas... Pero me quedé. Y me miré. Y me vi dormir libre y me vi soñarme en el techo. Y me sentí sin peso..., por un rato.
De la nada, una pequeña parte de mí se volvió pesada, como un tanteo de culpas y juicios de mis propias libertades. Dormida y entre sábanas sucias, me enfrento a mí misma en una lucha constante, pasional y lujúrica, de esas que incluyen fluidos y otras hierbas. Un enfrentamiento carnal y desgarrador de ropas que termina de un momento a otro, cuando uno eyacula ideas en un pedazo de papel y lo guarda en un cajón con un puñado de inconsciencias y dos cuartas partes de curiosidad. Hasta que finalmente, ese enjambre de gemidos se abre y explota y se lo chupa todo ese agujero negro que succiona todos los haces de luz y desemboca en el 45 semirápido mientras baja de la autopista desde 9 de julio hacia Avellaneda. Después, todo vuelve a empezar, como si nada, como si todo, normal y cotidiano. Y con aquella pieza, parte pequeña, cada vez más diminuta, que de alguna manera, pasa de ser un yunque de costumbres absurdas a subir los pies y bajar la cabeza, mientras yo respiro profundo, y subo en contracción, redondita, con las rodillas flexionadas, acomodando la espalda vértebra por vértebra.
Exhalo, me desinflo y vuelvo a caer. Bajo despacio, relajada, me acomodo entre las sábanas sucias de ideas, lujuria y pelo de gato. Me hago una sola cosa con las sábanas. Y me uno toda entera a mi dormida yo. Y ya no me separo, ya no me elevo; pues no carezco de liviandad; pero, ante todo, mi cuerpo me necesita.

miércoles, 23 de marzo de 2016

La manzana


Fue la manzana. No fui yo. Les juro. Fue la manzana. Tentadora manzana. Toda la vida nos dijeron que no, que la manzana no. Pero la manzana..., a la manzana no le importa. La manzana es el sí. La manzana es lo que vos quieras que sea. Y yo quiero que sea mis alas. Las de él, las de ella, las de todos. Seamos con alas. Seamos, estemos vivos, libres y con alas. Y nadie puede venir a decirte de dónde venís, ni a dónde deberías ir, ni lo que se supone que deberías ser. Vos podes decidir quién sos, a dónde vas y en dónde querés estar. Estemos, seamos vivos, no nos quedemos atados de las costumbres a las que nos acostumbraron. Que lo que nos hace humanos es que somos animales; que los animales tienen y siguen instintos, que los instintos son placeres, que los placeres nos satisfacen. Tengamos instintos, seamos placeres. Tengamos placeres, seamos distintos, que nadie puede definirnos, que nada puede limitarnos. Seamos y estemos vivos, mordamos más manzanas.

PH: Michelle Egas

viernes, 5 de febrero de 2016

Vidas todavía vivos

Entre ser el ser y ser la nada, últimamente tiendo a ser no-ser nada, ser no-ser todo. Y nada.
Hace tiempo que los vacíos me llenan y camino por el mundo sin sentir los pies en el aire.
No es melancolía, es el peso de mis propias palabras lo que me baja a tierra. Y entre revueltas de ideas e imaginarios infinitos, no puedo parar de pensar que todo lo que hago a cada instante, cada hora, cada día no es más que un camino hacia mi propia muerte. Pues, la muerte es en vida, vida todavía viva. Es el fin-principio, es el modo en que no-nos revelamos, es la paz de nuestras ansias, es el súmmum de la libertad, ilimitada y finita. La verdadera realidad de nuestros cuerpos. La autenticidad hecha vida y todavía viva. Como una especie de febreros aún no funestos y fúnebres por siempre.

La persona más auténtica que conocí hasta ahora se tiró abajo de un tren antes de que yo pudiera descubrir, entender y asimilar el concepto filosófico y pesado de autenticidad... Y los febreros siguen vivos. Vidas todavía vivos. Repletos de polvo. Auténticos febreros. Pero los abrazos..., los abrazos siguen siendo para los vivos. Vivos todavía muertos. Muertos todavía vivos.

Y ser no-ser y no ser nada.

lunes, 1 de febrero de 2016

Feliz Fúnebre Febrero

Feliz fúnebre febrero para mí. Feliz aniversario de polvo y nada para vos, foto de pared, recuerdo borroso de una sonrisa llena de insana maldad, desvanecida risa cínica y sin igual.
Siempre fúnebre, siempre febrero. Siempre y nunca, polvo y nada. Risa, lágrima, irónica cruz y sucia tierra..., por siempre en febrero. Oscuro y radiante febrero.
Todavía te guardo en un abrazo retratado, en una prenda desgarrada dentro de un cuadro, en una carpeta digital, en un espacio de mi vida, en mis febreros, en mis letras, en un autorretrato, en el estante de literatura y en el de filosofía.
Feliz fúnebre febrero. Feliz nada. Feliz eternidad.

miércoles, 20 de enero de 2016

¿Con plumas o con estilo?

Desafíos de un destino que otro eligió desafiante. Ni propio ni ajeno, mueve las aguas, muerde el aire. 

Y me ve análoga a un ave que se despoja de sus propias plumas. Y sin plumas no se vuela, se cae con estilo.
De costumbres nos han hecho, y yo ya me desnudé más de una vez en lo que va de este plan de vuelo. 

¿Qué buscamos cuando movemos el agua? ¿Qué pasa por la cabeza de los que destinan destinos? ¿Cuáles son las consecuencias de caer contra el piso? ¿Qué tan alto volaste la última vez que saltaste? ¿Con plumas o con estilo? 

Antes que el aire, hay que morder labios. 
Desnudate, desanudate. Mordé con fuerza. Yo caigo con estilo. 

lunes, 4 de enero de 2016

Pequeños detalles de grandes egos Vol. III

Para las fiestas la rompo. Me compré unos  fuegos artificiales que no sabés el quilombo que hacen.

Gracias por pensar siempre solamente en su propio culo en donde debería usted encender sus fuegos de artificio. Vuelva prontos...  

domingo, 3 de enero de 2016

Pequeños detalles de grandes egos Vol. II

Cómo que no hay lugar para estacionar... En la esquina, ahí, justo en donde está esa rampa para discapacitados/parada de bondi/cruce peatonal hay lugar para estacionar. 

Gracias por mirar solo su propio ombligo. Vuelva prontos.