lunes, 20 de junio de 2016

Todos esos los que se...

..., se aclaman libres y venden sus almas
Se autodefinen y se condenan
Se llaman aventureros y nunca se la juegan
Se sueñan de todo y no hacen nada por lograrlo
ni una vez ni dos veces ni cuarenta

Se llenan la boca hablando de hambre
pero no comen ni dejan comer
Se pasan las horas de queja en queja
mas no son más que ególatras sin meta
contándose los likes en efebé

Se proclaman poetas, pero siempre hablan del amor
Del amor "correspondido"
Cuan paquete con destinatario y remitente
de posesión y por poseído
La poesía es mierda y belleza a la vez
Hablame de la mierda que hay en tu vientre
y saboreá todo mi vómito después

Sé, si vas a ser, y sé también si tampoco
Sé, de una buena y puta vez
Sé sin dejar rastro, sé dejándolo todo
Sé auténtico, sé trucho, sé macho, sé hembra
Sé pasado, sé futuro, sé hoy mismo tu propia siembra

Sé la nada misma, sé la paja maestra
Eso es lo que querés? Pues, selo y callate
Selo y aguantate que te salga mal, que te salga bien y que se te venga el mundo abajo en el intento, que quién mierda dijo que este era un poema, esto es una bardeada, una llamada de atención, un reclamo, una justicia por pluma propia, una solicitud de amistad bien careta, así dejás de comer polvo alguna que otra vez, y en lugar de lloriquear por lo que podrías haber hecho en tus tiempos de gloria, en tu momento de luz o ayer u hoy o mañana, hagas y que lo que hagas sea una posta. Dejá de proclamarte sin ser, cortala con la de desear y mirar por la ventana con la ñata contra el vidrio, que eso es del siglo XX, #CambalacheProblematicoYFebril . Llorá o mamá o afaná o sé gil. Pero sé. 
Ese e. 
Y si vas a ser de todos esos los que se..., ponele el alma para serlo. No la caretees también.





lunes, 6 de junio de 2016

La noche por los techos o la autopista

Anoche mientras dormía, me elevé. Sobrepasé todos los límites físicos de mi cuerpo y me fui al techo. Sin peso, sin frío, sin dramas, arriba, pum, de una.
De todas las veces que me vi, parada, paralela, reflejada, retratada, esta fue la primera vez que me miré bien de posta. Así, ida, despojada, indefensa, inconsciente y vestida de sábanas sucias.
Anoche mientras dormía, toqué el techo con los pies y me fui caminando por todos los rincones sin sacar la mirada de mi cuerpo durmiente.
Después de unos segundos, ya no quise verme. Prefería irme, salir, correr de cabeza, saltar arañas, esquivar sus telas, perseguir mosquitos, asustarme de las cucarachas, dibujar en el polvo intacto y eterno de arriba de las lámparas... Pero me quedé. Y me miré. Y me vi dormir libre y me vi soñarme en el techo. Y me sentí sin peso..., por un rato.
De la nada, una pequeña parte de mí se volvió pesada, como un tanteo de culpas y juicios de mis propias libertades. Dormida y entre sábanas sucias, me enfrento a mí misma en una lucha constante, pasional y lujúrica, de esas que incluyen fluidos y otras hierbas. Un enfrentamiento carnal y desgarrador de ropas que termina de un momento a otro, cuando uno eyacula ideas en un pedazo de papel y lo guarda en un cajón con un puñado de inconsciencias y dos cuartas partes de curiosidad. Hasta que finalmente, ese enjambre de gemidos se abre y explota y se lo chupa todo ese agujero negro que succiona todos los haces de luz y desemboca en el 45 semirápido mientras baja de la autopista desde 9 de julio hacia Avellaneda. Después, todo vuelve a empezar, como si nada, como si todo, normal y cotidiano. Y con aquella pieza, parte pequeña, cada vez más diminuta, que de alguna manera, pasa de ser un yunque de costumbres absurdas a subir los pies y bajar la cabeza, mientras yo respiro profundo, y subo en contracción, redondita, con las rodillas flexionadas, acomodando la espalda vértebra por vértebra.
Exhalo, me desinflo y vuelvo a caer. Bajo despacio, relajada, me acomodo entre las sábanas sucias de ideas, lujuria y pelo de gato. Me hago una sola cosa con las sábanas. Y me uno toda entera a mi dormida yo. Y ya no me separo, ya no me elevo; pues no carezco de liviandad; pero, ante todo, mi cuerpo me necesita.