jueves, 12 de enero de 2017

Cuántos y cómos necesito

¿Cuántos son los latidos que te faltan? ¿Cuántas veces más te va a temblar el pulso? ¿Cuántas otras bocanadas desesperadas de aire pensás tomar? ¿Cuántas son las visitas que esperás? ¿Cuánto tiempo más vas a querer seguir? No se te ve hoy muy fiel a tu estilo. No me alegra tampoco escupir estas palabras.
Es difícil verte irte, pero también lo es verte quedarte. ¿Cuánto más querés sufrir el respirar? ¿Y cómo es que se arranca este nudo de pecho? Siento angustia y no puedo sacarla... Es el esfuerzo que veo en tus ojos y los intentos de balbuceos de tu boca; es el peso de tu cuerpo sobre mis brazos, en el afán y con la esperanza de mantenerte de pie..., es la desesperación de no comprender las incoherencias que te repite tu cabeza, y es el anhelo de paz por el que imploro cada vez que pestañeas.
Necesito abrazarte y quedarme de tu mano todo el día, y necesito salir corriendo a encontrarme sola en una plaza semiabandonada para no ver nada. Necesito volver a paso apurado a tus manos; y a la vez necesito tardar todo lo posible en llegar. Necesito no salir de la casa, pero necesito irme de vuelta a mi cotidianeidad. Necesito verte desde adentro, y necesito irme por un rato de mí misma. Necesito darte aire y dárselo a mi cuerpo.
Necesito dormir mejor. Necesitás descansar.
Necesito que no necesites nada más.

lunes, 2 de enero de 2017

La noche en vela todo el día

Necesito verte dormir. Necesito saber que descansás, que no vivís la noche en vela todo el día y que no predicás por el aire.
Necesito saber que seguís, que no frenás el tiempo a la mitad ni atás sogas desgastadas. Necesito verte reir y necesito entender que no reirás más. Y serán días, meses y años los que te detengas. Y serán siglos los que verás correr hacia atrás.
No te hundas en lo estático, no te quedes quieta. Que será este entonces el momento más intenso de tu vida. Que será este el instante más puro que tendrás.
No te duermas, descansá. No te agites, soltá el aire. No lo acapares, no esperes, cerrá los ojos lentamente y que sea el oxígeno lo más rico que consumas, y que sean tus sueños los recuerdos más valiosos.
No te salves, no te aferres, no te frenes. En serio, no te frenes; que no es el aire lo que falta, que no es el bombeo y el galope lo que se detiene. Es la espera, es la espera lo que mata tus ansias y las mías; es la espera lo que nos suelta las manos por un rato, mientras perdés la mirada, de a poco, sutilmente y sin remedio. No te exaltes, relajá.
Es tu mano y la mía en un mismo lugar, mientras se acerca la soledad. Disfrutá tu soledad, y llenala de todo lo que nunca quisiste dejar ir. Acompañate, dejate llevar, no me aferres a la idea de que te quedás siempre, para siempre acá.
Necesito verte en paz. Necesito que no necesites nada más.