jueves, 24 de diciembre de 2009

¡Salud!

Por mis bondades hacia mí; por ocuparme de mis sanas, y no tan sanas, muertes de un rato; por cuidar mis soledades.
Velo por el bienestar general de mis ahogos personales y por salvar los azules caprichos de aires libres.
Levanto esta copa por seguir malcriando mis consuelos de empatía para conmigo misma.
Brindo por aquellos segundos de incertidumbres desesperadas.
Salud por las salvedades de miseria y malhabidas costumbres de paz efímera.
Salud, corazón desamparado. Lleno de criterio y lógica. Bombea, bombea hasta el agotamiento. ¡Bombea! Que yo prometo continuar este maltrato hasta que finalmente ceses con una sonrisa dibujada en mi propia cara desbordante de molestias y plena de orgullo al fin, por haber logrado tu tan esperado desenlace.
Brindemos por vos, corazón. Por mí. Por nunca habernos mentido. Por siempre habernos entendendido. Por haber alcanzado nuestro mayor objetivo.
Felices fiestas, Ivana. Y un próspero y lento suicidio, también.