Y si todavía me tenés entre las cejas, y si en una de esas te cansaste de mi...
Guardame. Dame tu cosmos. Alejemos el caos.
Y si quizás pensás que no hago más que darte quejas, no hay perdón que reciba un "sí".
Salvame. Dame tus notas del piano. Alejemos el silencio.
Porque entre vientos y autos, no hubo daño. Porque entre calle y ruta, no hubo distancia.
Llevame. Dame kilómetros. Alejemos el freno.
Causando derrumbes, los muros se elevan. Y entre la furia y la pena, un ladrillo se estanca.
Quedate. Te doy mi fuego. Alejemos el agua.
viernes, 28 de septiembre de 2007
viernes, 14 de septiembre de 2007
martes, 11 de septiembre de 2007
Es cuando...
Cuando lográs subestimar todo eso de lo que soy capaz. Cuando con solo dos palabras me minorizás. Cuando con esa postura llegás al punto de poderme encerrar. Cuando me tumba y te retumba, cuando te asquea y me marea. Cuando hay baches y hay escraches. Cuando la sangre ya envenena...
Es cuando en mis ojos, solo el odio, que carcome las heridas. Aunque a penas me de cuenta que eso es solo una tormenta. De la bronca y la venganza, no me queda una esperanza, de mostrarte con el alma, que en realidad no hay sombra de esa jaula que me encierra en la ira de querer decir todo aquello que es mentira.
Cuando eso no alcanza para ahogarme en esa pena, intento darte la condena que tus ojos me demandan.
Aunque muerte no le falta, y las gotas sobrepasan. No tengo miedo a tus mares. Mas los anhelo para mi. Es que en su eterno ir y venir, las olas dejan huellas, y los cielos no se caen.
Es cuando en mis ojos, solo el odio, que carcome las heridas. Aunque a penas me de cuenta que eso es solo una tormenta. De la bronca y la venganza, no me queda una esperanza, de mostrarte con el alma, que en realidad no hay sombra de esa jaula que me encierra en la ira de querer decir todo aquello que es mentira.
Cuando eso no alcanza para ahogarme en esa pena, intento darte la condena que tus ojos me demandan.
Aunque muerte no le falta, y las gotas sobrepasan. No tengo miedo a tus mares. Mas los anhelo para mi. Es que en su eterno ir y venir, las olas dejan huellas, y los cielos no se caen.
sábado, 8 de septiembre de 2007
Vigía de mis campos...
lunes, 3 de septiembre de 2007
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