sábado, 19 de febrero de 2011

Lo que quise decir

Lo digo porque nunca me gustó guardar nada de todo eso que sí puedo sacar. No así como las miles de estupideces que tengo en las muchas cajas de arriba del placard.
Lo digo ahora —dos años y algunos meses después— porque, la realidad es que, recién ahora me acuerdo de decirlo.
Durante un tiempo fue..., no doloroso, fue más bien abrumador. No quería ni pensarlo pero solo porque en ese momento tuve ganas de vivir tranquila después de todo aquello. Más adelante pasó a ser un lamentable recuerdo. Lamentable, dije. Qué lástima tener que utilizar esa definición, pero así lo fue. Tiempo después sobrepasó lo indiferente y se fue casi al extremo de borrarse de mi memoria. Luego volvió y en ese acto se transformó en indiferente. Hoy solo es algo que viví. Así como lo es el recuerdo de haber trabajado como empleada administrativa en el estudio jurídicio que estaba Córdoba y Callao.
En algún momento fue una linda inspiración para un monólogo que anda publicado en un libro de esos en los que participan muchos autores, ¿no? Un libro que usted puede encontrar, tranquilamente, en la Biblioteca Nacional, si así lo desea.
Pero retomo. Hoy solo es algo más de todas esas muchas cosas que en algún momento viví.
Sí, me causó un algo. Me dio la chance de reafirmar lo que yo desde siempre pensé. Me dio también la oportunidad de reconocerme vulnerable. Me ayudó a ver que todo se puede apagar con nada y que cuesta mucho esfuerzo prenderlo y mantenerlo prendido.
Sí, también me hizo perder el tiempo. El tiempo. Qué valioso es ver eso ahora. Un poco me arrepiento de haber perdido todo ese tiempo. ¿Año y medio? ¿Cuánto hubiese adelantado en mis proyectos? Pero admitamosle que me dio la chance de ver mis prioridades.
Un poco me veo en la obligación de calificar todo eso como algo negativo, pero porque hubo un contexto muy particular. De todas formas, y hoy lo digo, ya no me parece tan catastrófico. De hecho, se me hace interesante.
Hoy ni en pedo me subestimo por lo que diga otro. Hoy nadie me tortura por todo. Hoy no me dejo absorber por alguien. Hoy soy un poco más espesa. Hoy no me pierdo de mí.
Durante mucho tiempo me negué a pensar en vos. Durante otro tiempo me olvidé de tu existencia. Después te crucé por una de esas putas "casualidades" de la vida y me generaste un enojo que hacía meses no sentía. Te estoy hablando de que eso lo generó la sola idea de saberte tan cerca. Más tarde empezaste a parecerme triste. Es que nunca saliste de donde te dejé. Todavía estás ahí y estás igual. Si me hubiese quedado, yo seguiría igual. Y ni hablemos, por favor, de todas las cosas que hice desde que me fui. Ni de todas las cosas de las que me salvé al irme.
Pero ya no me parecés tan triste. Me parece que tus prioridades son esas y te felicito por tener todo tan al alcance para tu felicidad.
Quiero decir que no te odio, aunque en algún momento ambos lo creimos. No te tengo bronca, no te tengo lástima, no te deseo nada malo ni tampoco es que prefiera no verte. Sí creo que sos una persona muy cerrada a muchas cosas y con muy poca tolerancia por lo que piensan quienes te rodean. Creo que el gran error que cometés es el de asumirte como el que todo lo sabe y como el que todo lo vivió. Pero nada más. Y ojo, quizás sea solo mi opinión.
Quiero decir que, actualmente, te guardo en un buen recuerdo, pero solo por haber sido una persona que, por lo menos, me hizo reir algunas veces y que también me mostró algo del arte de la música —sí, bueno, está bien. El sexo también estuvo muy bien—. Quizás sea poco después de un año y medio. Quizás sería muchísimo mejor si se pudieran rescatar muchas más cosas. Pero solo puedo adjudicarte eso. Y de todas formas, no creo que sea poco. Hay quienes dejan menos que incluso esos dos —tres— detalles. Entonces, me quedo con lo positivo de vos. El resto ya ni tiene importancia. De errores nos hacemos.
Y la verdad es que hoy me siento muy bien, y es que estoy muy bien. Pero porque fui capaz de acumular y de mantener reservas de muchísima fuerza después de toda esa cantidad de mierda. Y me refiero a esa mierda sin adjudicarle culpas a nadie. Lo que hicimos fue una mierda, solo eso.
Lo que quiero decir es que todo es cuestión de puntos de vista. A mí, particularmente, me gustan los puntos positivos.
Dejemoslo así: la sombra solo existe porque hay luz.

lunes, 7 de febrero de 2011

Mujeres

No es la primera vez que me dirijo a ustedes. Ya he hablado de soledades, de dulzuras, de clemencias y de victorias. Ya he hablado con ustedes. Y ya he dicho muchas cosas sobre ustedes. Sepan que las entiendo. Yo soy una de ustedes. Me importa lo que les pasa y me importa que sepan que a mí también me pasa.
Quiero decirles que es absolutamente inaudito que en el único momento en que podemos, literalmente, liberarnos estemos de igual manera atrapadas. A veces hay que desconectarse completamente de todo y hay que dejar salir lo que tenga que salir.
Es que no puede ser que nos permitamos seguir siendo prisioneras todo el tiempo. Incluso cuando una puede estar desconectada de la rutina en general, necesita seguir desconectándose. Entonces, haganse un favor a ustedes mismas, mujeres, y no vayan al baño con el celular ni el teléfono de línea en la mano por si tienen novedades o por si prefieren aprovechar tiempo en el acto de hacer dos cosas a la vez.
Permitanse relajarse. Permitanse unos minutos de libertad plena.
Y vamos, no sientan vergüenza de leer este texto. Vamos, yo soy quien escribe y lo hago sin pudor, porque es una realidad, mujeres. Es una realidad.
Todas tenemos un rato de esos. Todo ser lo tiene. Aprovechemos que lo tenemos y disfrutemoslo. Seamos capaces de sentirnos plenas por ello. Podemos, incluso, agregarle detalles para que sea completo y satisfactorio. Un cigarro, por ejemplo, acompaña al momento de una linda manera.
Y no, ahora no me juzguen por hacer eso. Somos parte de una especie y toda especie tiene algún instinto de mugre. Dentro de nuestra especie, existe el instinto del sacrificio propio. Cada una lo hace a su manera. Pero todas lo tenemos. Y es que todas nos maltratamos de diferentes formas. Incluso la Virgen María se quiso matar cuando le dio positivo.
Y sí, mujeres, me fui por las ramas. Yo les había advertido que era una de ustedes.
Entonces, retomando y concluyendo, mujeres: sean felices, dense un momento y por lo menos, caguen tranquilas.
El cuerpo y la mente se lo van a agradecer.

Posa la mariposa en tanto

A la Posa, mariposa.

Tanto, tanto te quiero.
Mariposa en tango. Así de tanto.
Y desde el principio que te cuento tanto.
Y desde el comienzo nos reimos tanto.
Tanto, te quiero tanto.
Mariposa de mi canto.
Y nunca me olvido de buscarte tanto.
Y siempre me acuerdo de verte tanto.
Tanto pato, tanto ñato.
Te quiero tanto.

Jamón del medio

sábado, 5 de febrero de 2011

De modos y de detalles

Tomalo como el momento en que te acomodás con tu vaso de wisky en tu sillón más cómodo, ubicado estratégicamente junto al calor de un hogar, o de tu plasma, después de haber tenido un arduo día.
Lo mío es similar. La situación es comparable. El fin es casi el mismo. Solo cambian algunos detalles.
Ahora que nos entendemos, ¿por qué todavía me juzgás?