Su ojito se cerró y el mundo no frenó.
Su dulce presencia se fue en un suspirar.
Y en el alma una grieta tan profunda, tan abierta,
hundida en la angustia de ya no verlo más.
Su hermoso ronroneo cargado de amor pleno
se fue en un segundo eterno del que no puedo escapar.
Ojala acá tenerlo, sentirlo y abrazarlo,
acurrucado en mi pecho, hoy ya vacío de llorar.
Y Gardel se alegraría de que tengo el consuelo
de lágrimas sin trenzas que no paran de brotar,
pero yo solo quisiera que estuviera a mi lado,
y el mundo-maldito-mundo no para de girar.
Fue mía la piadosa dulzura de su calma,
que me eligió como madre de su lindo maullar;
y ahora siento bien dentro de mi partida alma
la ausente presencia que dejó en mi hogar.
“Por qué sus alas tan cruel quebró la vida /
por qué esta mueca siniestra de la suerte /
quise abrigarlo y más pudo la muerte /
Como me duele y se ahonda esta herida”,
haciendo mías las palabras del cantor;
y no hay limosna que alivie mi tormento…
y no es mentira, mentira mi lamento,
el camino de a tres, lo seguimos solo dos.
Te extraño hoy, te extrañé ayer, te extraño siempre
quisiera saber que estas bien y sin dolor.
Y en mi ser siempre estarás presente,
Por suerte no está solo mi corazón…