martes, 14 de febrero de 2017

Mis tus-febreros

No es que no te haya dedicado un febrero. Es que lo amargo se pudre y se vuelve un poco dulce, como la fruta, como tu pecho en la tierra.
No es que mi febrero no sea tuyo. Es que ahora también cargo con todo un enero sobre la espalda. Y, vamos, tampoco para pudrirse; onda, pasan los años y vos siempre seguís ahí haciéndote cada vez más polvo.
Igual, nada. Ya sabés. Mis tus-febreros siempre serán. Siempre-no-tan-siempre, tranqui.
Yo también soy fruta.

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