sábado, 13 de febrero de 2010

Viaje al Campo de frutillas I, 12.ª entrega

Viernes 12 de febrero de 2010.

El departamento ya está limpio y en condiciones para ser abandonado hasta la próxima visita de alguien. Me quedan horas de estadía todavía. Pero ya estoy pensando en los próximos destinos.
Solo para que sepan: de acá me voy a Lanús. Pararé en casa por unas horas. Desarmaré el equipaje que tengo ahora conmigo y prepararé la mochila y la carpa para el siguiente viaje que consistirá en una pequeña visita a alguna isla en Tigre. La idea de ir para allá es festejar el -tardío- cumpleaños de mi hermano mayor. El domingo a la tarde planeo dejar la isla e ir directamente a Retiro. Ahí me encontraré con dos amigas y las tres nos tomaremos un micro con destino a Tanti, en Córdoba.
La estadía en Córdoba consistirá en recorrer varios puntos, algunos de ellos pueden ser: Tanti, San Marcos, Córdoba Capital, seguramente. Por ahora así creo que será. Quizás cambie, veremos.
Pero por el momento, sigo acá. En mi departamento ubicado en Costa Azul –entre La Lucila del Mar y San Bernardo–. Y me llevo conmigo una valija mucho más fácil de trasladar que la que traje; las mismas pertenencias que vinieron; textos hermosos; excupitajos asesinos; algunas heridas curadas; otras nuevas; un recuerdo de reencuentro; un encuentro nuevo; un par de anécdotas de esas que no son para compartir sino para uno mismo; unas cuantas soledades; un recuerdo de último verano y un cielo de hermosuras sobre mi cabeza.
No sé exáctamente cómo vine, pero me voy bien.


La moraleja no se aprende sino hasta el final de la historia.

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