Domingo 21 de febrero de 2010
Picás con el pie en la punta de aquella roca alta y saltás. Dos segundos después, el agua te abraza con toda su espuma y toda su frescura, y así te ayuda a aguantar. Te impulsás hacia arriba y buscás la bocanada de aire. Abrís los ojos. Te das cuenta de que estás vivo.
Ahora, dejate llevar. La corriente te devuelve.
Picás con el pie en la punta de aquella roca alta y saltás. Dos segundos después, el agua te abraza con toda su espuma y toda su frescura, y así te ayuda a aguantar. Te impulsás hacia arriba y buscás la bocanada de aire. Abrís los ojos. Te das cuenta de que estás vivo.
Ahora, dejate llevar. La corriente te devuelve.
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