sábado, 12 de junio de 2010

Mosca

Vuela por el comedor entero. Sobrevuela mi cabeza.
Se posa delante de mis manos y tienta así a la mismísima muerte.
Y cada vez que la alcanzo se va. Y cada vez que me decido a dejar de joder con matarla, minimamente alejarla, vuelve.
Mosca de mierda.
Ya no en el comedor, ya bien en la cocina. Vuela la cocina entera.
Y ese zumbido insoportable que marca su presencia. Y esos miles de ojos que no sirven para nada.
Se alimenta de basura. Se alimenta de mi basura. Sucia, putrefacta. Se pega a mis porquerías.
Mosca parásita.
Ya no la planta baja, ya bien habitaciones. Vuela las habitaciones enteras.
Y no se va. Me sigue y no se va. Abro las ventanas y la hija de puta no se va.
Mosca verde, moscardón, mosca horrible, mosca enorme. Trae mierda y mugre.
Molesta la mosca.
Alguien dígale que la corte. Dígale que se vaya. La mosca no para. La mosca no se va.
¡Maten esa mosca!
La morsa era Paul. La mosca soy yo.

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