—Vos sos rara —me dijo un desconocido en el bondi. Me miró en silencio y esbozó una sonrisa.
Lo miré con la mismísima nulidad que me caracterizó toda la mañana.
—Ni tanto —le respondí y volví a mirar por la ventana. Después miré al piso. Pasados dos segundos, respiré profundo y volví a levantar la frente.
El bondi recién estaba por la mitad del camino.
Lo miré con la mismísima nulidad que me caracterizó toda la mañana.
—Ni tanto —le respondí y volví a mirar por la ventana. Después miré al piso. Pasados dos segundos, respiré profundo y volví a levantar la frente.
El bondi recién estaba por la mitad del camino.
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