lunes, 26 de julio de 2010

Viaje al Campo de frutillas III, 8.ª entrega

Podría plantear lo siguiente con alguna especie de comparación. Cuando uno se va ocurre algo similar a lo que sería encontrarse solo parado en el medio de la nada. Entonces la materia empieza a separarse. Las partes se despreden del todo, paulatinamente. Para mantener un poco el orden en el medio de todo ese caos, una parte del todo asume algún poder y comienza a gobernar. En mi caso, fue la peor parte.
Pero puede ocurrir lo que se ha visto en mi mismísimo ser como claro ejemplo. Y entonces, pasado un tiempo, el todo comienza a restaurarse. La materia se une nuevamente. Magicamente, uno entra en razón. Y la vergüenza que se siente por todo lo que uno hizo en ese tiempo de caos es inmensa.
Por eso, tomo este espacio para pedir las disculpas correspondientes. Y a esa pequeñura de personita, quisiera decirle que fue la que más falta me hizo y me hace en este viaje.

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