lunes, 4 de junio de 2012

Los lunes de los fines de semana

Hace mucho que ya no tengo nada de todas esas cosas que siempre tengo para decir. 
Y no sé si es el frío reciente. Y no sé si es el mucho silencio. Quizás sean otros ruidos. Quizás sean las soledades, o las no soledades. Puede también ser la culpa. O puede que sea la vergüenza. La vergüenza. La vergüenza me carcome y me deja tirada en un rincón, con la cabeza gacha. 
De todo lo que podría llegar a decir, hoy no puedo decir nada. Y los cables no me conectan, y las costumbres ya no están.
Serán las nubes. Será lo gris del ventanal o lo amarillo de los árboles. Serán los colores otoñales, serán los abrigos y el calor que sale de la taza blanca. 
O será que quedé muda. Quedé muda por no querer decir lo que tendría para decir. Quedé en silencio por tener ganas de decirlo. 
Y ahora que me callo todo el resto..., y ahora que respiro... Todavía me quedo sin aire los fines de semana. 

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