miércoles, 29 de agosto de 2012

Mi mano es mía

No puedo escuchar tus gritos, pues los tapan los míos. 
Y cada día tengo más menos ganas. Y menos voz. 
Y vos, ya no sé qué mensaje dejarte. Y el mensaje no es mío. 
Lo mío es mi mano, y los gritos. 
Y no, no puedo darte mi mano, porque es mía. Y me tapa los oídos.
La que no es mía es mi cabeza. Es patrimonio de los seres de adentro.
Se golpean y se queman, y se quejan y gritan. Gritan.
Entonces, no puedo ayudarte, porque no escucho tus gritos. 
No puedo escuchar tus gritos, te dije. Los tapan los míos, y tampoco son míos. 
La que sí es mía es mi mano, y no te la doy, no se la doy a nadie. 
Es mía y es lo único que tengo, sin olvidarnos del frasco con aire. 
Y cada día tengo más menos ganas.
Y menos voz.
Más oídos.
Menos vos. 

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