viernes, 5 de febrero de 2016

Vidas todavía vivos

Entre ser el ser y ser la nada, últimamente tiendo a ser no-ser nada, ser no-ser todo. Y nada.
Hace tiempo que los vacíos me llenan y camino por el mundo sin sentir los pies en el aire.
No es melancolía, es el peso de mis propias palabras lo que me baja a tierra. Y entre revueltas de ideas e imaginarios infinitos, no puedo parar de pensar que todo lo que hago a cada instante, cada hora, cada día no es más que un camino hacia mi propia muerte. Pues, la muerte es en vida, vida todavía viva. Es el fin-principio, es el modo en que no-nos revelamos, es la paz de nuestras ansias, es el súmmum de la libertad, ilimitada y finita. La verdadera realidad de nuestros cuerpos. La autenticidad hecha vida y todavía viva. Como una especie de febreros aún no funestos y fúnebres por siempre.

La persona más auténtica que conocí hasta ahora se tiró abajo de un tren antes de que yo pudiera descubrir, entender y asimilar el concepto filosófico y pesado de autenticidad... Y los febreros siguen vivos. Vidas todavía vivos. Repletos de polvo. Auténticos febreros. Pero los abrazos..., los abrazos siguen siendo para los vivos. Vivos todavía muertos. Muertos todavía vivos.

Y ser no-ser y no ser nada.

No hay comentarios.: