jueves, 14 de julio de 2016

De genesgibres, pestes y un poco de miel

Me pica la garganta por tomar eso que me cura de lo que me molesta en la garganta. Y en el cuerpo. Pero el cuerpo no me pica.
Me duelen los ojos de ver cada cosa que no debería y que pasa igual porque acá todo es gratis, viste? Acá todos hacen la que les pinta, porque las pautas y normas sociales dicen que estamos acostumbrados a hacer lo que nos importe y que el de al lado se curta solo.
Me duelen los oídos de escuchar barbaridades absurdas y repetitivas, porque acá opinar es fácil, oíste? Acá cada uno dice lo que se le antoja cuando se le canta y el que cae en la voleada también es un gil. Y se susurran a los cuatro vientos cada una de las quejas que más que quejas son discursos pre-armados por algún señor de más de miles de años que realmente nunca pensó en otro ser más que en sí mismo y propagó su vasta sabiduría por toda la república.
Para que no me duela la garganta, tomo el té ese que me hace picar la garganta. El cuerpo no me pica. Solo se cansa, a veces se cansa.
Para que no me duelan los ojos, saco el dedo acusador que se posiciona entre ceja y ceja del apuntado y a ese le duelen los ojos ahora. A nadie le gusta que le digan que hace las cosas mal. Pero ese aire de ser justiciera lo saqué de mi papá.
Para que no me duelan los oídos, ignoro los planteos nulos con un poco de música en mi cabeza. A nadie le gusta que no escuchen sus quejas. Pero eso de no escuchar lo incorporé de mi mamá y de todas las veces que el dedo acusador la ha apuntado.
Y los genes no se discuten. Y el cuerpo no me pica pero se cansa. Me pica la garganta. Y los ojos me pesan. Y los oídos se me apagan. Y eso de acurrucarme, escondiendo mis muslos en mi pecho y mis pies en mis brazos y la cabeza dónde está?, no sé de dónde lo saqué, pero se siente natural. Neutral. Me pica no me pica la garganta. El té ya se terminó. Me pica, no me pica, me pic...
Por favor, apaguenme al salir.

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