Y bueno, todo concluye al fin, nada puede escapar, y no sigo con la canción, porque ya está muy quemada, y eso que es vieja vieja.
Como la mayoría de las veces que vamos a un lugar nuevo, nos traemos, a parte de recuerdos, y mucha mugre, una moraleja. Cada uno aprendió algo en particular.
Pepo, aprendió que si me jode por más de 5 minutos seguidos, cobra. Y feo.
Oscar aprendió que si se queda en el duplex a ver el partido de River, se pierde una muy divertida tormenta de arena que no te deja ni abrir un poquito los ojos, y te pica mucho mucho en las piernas. Fue muy gracioso...También se llevó la enseñanza de que un cangrejo muerto deja olor feo en el auto.
Mi tía aprendió que Pepo puede llegar a ser muy desordenado, y también que no es tan malo mojarse un poquito en el mar. Y más si es un mar calido como el del lugar.
Mamá aprendió que la gente de Río Negro, tiene menos reacción que una babosa.
Yo aprendí que puedo llegar a ser muy insoportable, tambien que con 12 horas de viaje me pongo un poco inquieta. O sea, hasta las primeras seis horas, voy barbaro, después ya me empiezo a volver un poco loca. Ah! casi me olvido, casi. ¡Aprendí a quejarme!...Aunque todavía no sé si es bueno, no tan bueno o malo. .
En fin, fue un viaje eductivo.
Todavía no sabemos cuál será la nueva travesía, aparentemente, en Junio, a Neuquén, ya que nos hemos ganado una estadía gratis por una semana en una hermosa cabaña. Pero después viene el receso escolar de Julio, y es muy seguro que dejemos nuestra huella en otra provincia argentina.
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