viernes, 25 de febrero de 2005

NMRK...

Podemos tener los sueños más maravillosos, los ideales más nobles, las esperanzas más elevadas... Sin embargo, para concretar todo eso, necesitamos coraje. Se nos pueden ocurrir las ideas más estupendas y los proyectos más increíbles del mundo; es posible que nos embargue una ilimitada misericordia por los demás; pero todo se esfuma, queda en la nada, si no tenemos coraje de ponerlo en práctica. Sin la acción, es como si nuestros proyectos jamás hubieran existido.
Podríamos afirmar que el coraje se encuentra en cualquier área del quehacer humano; está, por ejemplo, el que se necesita para tomar parte de una aventura o para descollar en algún deporte. Pero ese no es más que un aspecto del coraje. Hay otra clase de coraje que es mucho más importante: el que se precisa para vivir correctamente la vida de todos los días; para estudiar seriamente, para forjar y mantener sólidas relaciones de amistad. Bien podemos llamarlo también perseverancia, esa virtud que guía nuestra existencia por un camino auténtico. Es muy posible que ese coraje no sea llamativo o notorio en absoluto, pero es, en verdad, el más importante de todos.

Daisaku Ikeda.
¡Gracias Mariana!¡Gracias Eze!¡Gracias Dara!¡Gracias Rodrigo!

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