lunes, 7 de marzo de 2005

Un Largo Día...

Ella se sentía cansada. Había tenido un largo día, y poco descanso la noche anterior. Al llegar a su casa se dirigió a su habitación, dejó las cosas que cargaba y se metió en el baño. La ducha la esperaba. Una vez que la lluvia caía, prendió un cigarrillo y durante varios minutos se sentó a fumar bajo el agua. Mientras mirraba como el humo que se escapaba de su boca chocaba contra la lluvia relajante que caía sobre su piel suave y ya mojada por gotas anteriormente caidas, ella no dejaba de pensar en él. En esa persona que hacía tiempo ocupaba la mayor parte de sus pensamientos, en ese que tanto la hacía sonreir, en aquel que la obligaba de una forma linda y cariñosa a ser feliz.
Al terminar el cigarrillo se quedó por unos instantes más sentada bajo las gotas qué mandaba la ducha para acariciarla. Cerró los ojos, pensó nuevamente en él y sonrió.
Ahora parada bajo el agua, se quitó parte de su agotamiento con el shampoo y el acondicionador. Se enjuagó, salió, se secó. Caminó hasta su habitación, dónde, tapada por la toalla aún, se recostó sobre la cama, y se dejó dominar por el sueño.
El final del día había llegado, y como todos los días, al final, él reinaba en su mente, tal como lo hace también al comienzo y durante todo el día.

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