sábado, 2 de abril de 2005

Dos (o tres) En Uno...

Soñé que yo no soñaba, y en ese sueño que no soñaba yo no era yo, era otra yo, y no vivía en mi casa, vivía en una casa dónde vive esa otra yo. Todo lo que se me hace conocido, no lo conocía, sino que conocía todo lo que se le hace conocido a esta otra yo mía. Las personas que me rodean, no me rodeaban, yo, siendo mi otra yo, era rodeada por las personas que rodean a mi otra yo. Parecía todo muy confuso, y ahora que lo planteo, sigue pareciendolo, pero en realidad no lo era.
Las cosas eran raras para mí, pero a esta otra yo que estaba en mi, o sea que era yo, las cosas se le hacía total y completamente normales. Tenía dos personalidades, la mia(la de yo), y la de la otra yo(otra que no era la de yo). Y no solo eso, sino que también veía de colores diferentes cuando dejaba de ser yo, para ser mi otra yo. Es decir, cuando era yo, veía todo de un mismo color, color lila. Y al ser mi otra yo, veía de color celeste.
No recuerdo bien, pero sé que había una de las dos(o yo, o mi otra yo) que era malvada, que tenía pensamientos malignos, perversos. Pero puede también que la persona malvada sea una tercer yo, ya que al tener esos pensamientos, el color de mi vista se transformaba en rojo. Al hacer las maldades que pensaba yo, o mi otra yo, o la tercer yo, la vista roja se iba, dejando a la luz de mis ojos un lindo y suave color rosa, como de tranquilidad, de satisfacción. Creo que a yo, o a la otra yo, o la tercer yo, cualquiera que fuese la persona perversa, le gustaba esto de hacer maldades al resto de las yo. No sé cuál de todas las yo era, pero las dos, o las tres, nos sentíamos a gusto.
En un momento desperté, vi todo de colores normales, es decir, ví todo del mismo modo que lo veo ahora. Noté que estaba en mi casa y no en la casa de mi otra yo, también pude darme cuenta que las personas que me rodean volverían a rodearme, y aquellas que rodeaban a mi otra yo, ya no me rodearían. Acompañado de esto, estaban las cosas que se me hacían conocidas, y a quellas cosas que en ese sueño que yo no soñaba, no eran conocidas para mí, sino que para mi otra yo, ya no estaban, por ende, dejaron de hacerse conocidas para esta yo. Y por momentos, me sentí vacía, sentí que extrañaba a mi otra yo, y (en caso de que haya estado también)a la tercer yo. Eramos mavadas con nosotras mismas, y cada una tenía una forma diferente de pensar. Pero en ese sueño que yo no soñaba, sentía que por primera vez en mi vida, estaba completa.
Las tres eramos una.

No hay comentarios.: