jueves, 12 de enero de 2006

El Primero Del Año...

Uno nunca termina de conocerse a uno mismo. Y cuando cree saber todo de uno, surge algo nuevo que lo desconcierta y plaf! descubre que le gusta o no algo, tanto nuevo como viejo.
Durante mi estadía en la costa, me la pasé jodiendo con una canción sacada de unos dibujitos animados de la MGM. Cuando llegué a casa me prometí buscarla hasta encontrarla. No sé ni el nombre, ni el autor, ni si quiera qué dibujitos eran esos. Este tipo de cosas ya me pasó no hace mucho con otra canción, la cual tardé un mes y medio en encontrarla, pero lo logré. Y durante esa búsqueda conocí un nuevo género de música, algunos lo llaman "música celta", es tranquila, agradable, linda. Me gustó, me gusta, me bajé más cosas y conocí más estilos dentro de ese mismo género.
Ahora, buscando aquella nueva canción, entre búsqueda y búsqueda en google, descubrí que podría ser de Mozart, o Bach, o del mismísimo Beethoven. Entré a buscar y bajar temas de estos clásicos. ¿Y qué pasó? Me fascinaron.
Descubrí una nueva parte de mí.
Me gusta la música clásica. Las sinfonías, las sonatas.
La manera en que transmiten el sentimiento del autor solo los instrumentos. La fuerza del violín, la pasión del piano. La poesía de las notas. Ese poder, esa tristeza, toda la alegría, y toda esa soledad. Toda la fuerza, el mal de amor, el dolor, la pena, la sensualidad, la suavidad. Solo basta con escucharlas prestando un poco de atención y PUM! Ya sentís esa energía que transmite la música, se te mete por los oídos, llega al cerebro, baja al corazón y quedaste encantado y maravillado con semejante obra de arte.
Hay quienes no entienden, hay quienes solo se limitan a conocer las cosas que les da la sociedad actual. Si tan solo probaran cosas nuevas(o viejas), se sorprenderían de ver cuánta gente puede conocerse un poco más.
Hay quienes se limitan y se pierden de mucho. Hay quienes no miran más allá de lo que hay.
Y hay quienes sí.
Uno nunca termina de conocerse a uno mismo.

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