miércoles, 30 de agosto de 2006

Porque La Gente Se Inquieta Cuando Está Quieta...

Y de una buena vez, estoy quieta, estática. No puedo creer, estoy en un lugar fijo. Y por varios meses. Creo que no soy la única que todavía no lo cree.
Las cosas que viví, que aprendí y que integré a mi vida, son muchas.
La gente que conocí, y todo lo nuevo que agregué a mis días.
Las fotos, las imágenes, los lugares, las memorias. Recuerdos con personas que solo vi por días. Tanto en Canadá, como en Bariloche.
Quizá las vuelva a ver, quizá no. No tengo idea. Pero sé que a partir de estas dos increíbles experiencias, nada será lo que fue.
Aprendí a no aferrarme a lo poco que conozco, sino a adoptar un poco de lo que conocí a mi, y a ver desde un poco más allá.
Creo que abrí mucho la cabeza, y que hay un universo en cada mundo. Que hay más detrás de cada cerro, y que después de cada subida hay una bajada. Que los sueños son mínimos cuando las ganas los sobrepasan. Que no hay límites, ni fronteras. Que las estrellas están cerca. Que lo complicado es tan simple.
No importa si allá o acá. Ni tampoco si allí o ahí. No hay lugar. No hay vientos ni soles, ni nada que te encierre.
Y el cielo es enorme. Y las nubes inalcansables.
Y a pesar de las diferencias, no hay algo que nos diferencie.
Culturas y costumbres. Baaah! Yo creo que hay más que eso.

Gracias por los 11 días.
Gracias por el mes.
Gracias por los años.
Gracias por los días.
Gracias por las horas. Por los días y las noches.
Por todo.
Gracias a todos aquellos que pasaron y pasan por aca, por mi. Por esta persona que hoy escribe estas palabras, que en definitiva, no son mucho.

Sepan que no todo termina en la ciudad en la que viven, que hay un universo gigante allá, por descrubrir.
Y que no hay mayor alegría, que descubrirlo, e integrarlo.

Me voy, el mundo me está esperando.
Saludos.

No hay comentarios.: