jueves, 29 de abril de 2010

Yo dije

Pienso que tengo cosas para decir.

Hace rato que no le hablo, igual no contesta. Todavía pretendo estar en algún lado. Y nada pasa. Nada hay. Cada tanto me callo. Otras veces, me dejo llevar. Total, no se me escucha.

Se ha hablado tanto y no se ha dicho nada. Existen sobreentendidos que nos admiten ciertos silencios. Entonces, como quien diría: "callate y hacé lo tuyo". Yo no tengo la culpa de que haya confundido el placer de la carne con un asado familiar. Tomenlo de parte de quién viene: una vegetariana.

Un buen día me dijo algo. Y al día siguiente tuve que ingeniarmelas para llegar hasta mi casa. Finalmente, fue. No del todo, pero fue. Y ha sido divertido.

Ahora hay silencio por todos lados. Y tengo unos auriculares que no andan y otros que suenan horrible. También hay una tos que molesta al humo, unas lágrimas que matan gérmenes, practicidades para trabajar y un dolor que me relaja.

Creí que tenía mejores cosas para decir.

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