viernes, 12 de noviembre de 2010

Algoame

Secuestrame, pegame, atame, violame y matame. A ver si en una de esas le encontramos algo de sentido.
O no. No lo hagas, no tengo ganas, nunca va a tener sentido.
Mejor, matame, violame, atame, pegame y recién ahí pedí rescate. Así yo no tengo que comerme el garrón de verte hacer todo eso, ni tengo que pegar un acting para que te incentives. A ver si en una de esas me dejo de aburrir.
Lo que falta es que todo esto se haga por facebook. Y ya 'tamos hechos.
Lo único que no me aburre es este blog y eso pasa porque me importa muchísimo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Secuéstrote, pégote, átote, violote, mátote, si es que tu predcción alguna vez da en clavo... que facebook cobra de contado y ni las ganas de apoyar el traste sobre la silla para pagar el precio siempre en el mismo lugar: dos "quiz", cinco "me gustan", tres "asisteré"... estamos semisonados... los valersos nos atrevemos a creer que quedan esperanzas y nos estrallamos en otros muros: los de concreto. (Véase: "Cotideanidades desafortunadas", cap. IV, dónde hay una clara fotografía de mis rodillas magulladas") =)

tiviandra dijo...

Me encantaría sacarte esa máscara de verdugo y mirarte la cara. Me encantaría saber quién está detrás de ese pasamontañas que tenés puesto. Esa máscara con la que, en el acto de haberme comentado, me secuestraste, me pegaste, me ataste, me violaste y me mataste. Repetilo, pero sin máscara de anonimato, así puedo nombrarte mientras lo hacés una vez más.
Quién te dice, quizás, en una de esas, todo esto tenga algún sentido.

tiviandra dijo...

Te descubrí. Primero fue la prosa, sí, así, tan hermosa. Después fue el gesto, sí, así, tan gesticuloso, ese gesto del final. Y después fue tu voz, tu propia voz, tan vos. Y así te descubrí. Descubrí que no tenés pasamontañas, descubrí que tenés una especie de bandana. Te delataste bajo el asfalto de la riudosa ciudad mientras pegaba el sol de miércoles al mediodía. Y me alegra. Me alegra haberte puesto cara, me alegra que hayas puesto la cara. Y me alegra saber que te tomaste una molestia para leer esas palabras. Ahora que te descubrí, ahora que nos descubrimos, me gustaría que hables, y que lo hagas con todo tu léxico y toda tu prosa, así, tan hermosa. Compañero de algunas mañanas, un beso enorme.