jueves, 18 de octubre de 2012

Fargemento de El comienzo del fin

"No importaba que el mundo pareciera seguir obstinadamente fijo en sus antiguos ideales, en su concepto tradicional de la guerra, el heroísmo y el honor, y que toda voz de verdadera humanidad sonara más lejana e irreal que nunca. Todo esto era tan solo superficie, lo mismo que los fines exteriores y políticos de la guerra. Bajo ella, en lo hondo, se formaba algo nuevo. Algo como una nueva Humanidad, pues había muchos hombres, y alguno de ellos murió a mi lado, para los cuales era ya evidente que el odio y el furor, la matanza y la destrucción, no se hallaban ligados a los objetos. No; los objetos, lo mismo que los fines, eran puramente casuales. Los sentimientos primordiales, incluso los más violentos, no iban contra el enemigo; su obra sangrienta era tan solo una irradiación de lo interno, del alma disociada y dividida, que quería enfurecerse y matar, aniquilar y morir, para nacer de nuevo. Un ave gigantesca rompía el cascarón. El cascarón era el mundo y el mundo había de caer hecho pedazos".

Herman Hesse. Demian

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