jueves, 29 de noviembre de 2012

Ella en cambio dice: Sufro



(...) ¿Por qué me siento tan vacío, tan desposeído, tan incapaz de dar ánimo? Mamá poca cosa, pobre cosa, ¿se le habrá puesto entre ceja y ceja morirse así, de una sola vez? ¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo? Mamá, no tengo comentarios ni defensa, ni excusas, no tengo nada que decir. Ella en cambio dice: Sufro. Y su sufrimiento, porque me hiere, me da una horrible inseguridad. Es sin duda una derrota idéntica a tantas otras, pero en este caso es Mi Derrota, porque cuando mamá cierra desesperadamente los ojos y mueve los labios en esa mueca, en esa nunca resignada crispación de dolor, siento que también hay algo en mí que hace una mueca sin resignación, que algo en mí crispa contra Nada, porque Dios y Destino y Materialismo Diálectico son meros slogans que lanzaron Abraham y Splenger y Marx, no precisamente para formarnos o transformarnos o conformarnos, sino para hacernos olvidar las únicas metas razonables y obligatorias, verbigracia el suicidio o la locura. Yo mismo me estoy acordando de tales objetivos y veo clarísimamente mi propia oscuridad, pero demasiado sé, porque la historia se repite, que dentro de un rato también me habré olvidado y creeré que vale la pena vivir y ser cuerdo (...)
Mario Benedetti. Gracias por el fuego 


1 comentario:

Pepo Andra dijo...

"dentro de un rato también me habré olvidado y creeré que vale la pena vivir y ser cuerdo"

Si nos habrá pasado, gorda, eh.